LOS NUEVOS HORIZONTES DEL TURISMO RURAL
El turismo rural ha ido adquiriendo fuerza durante los últimos años, y aunque siga sin competir con el movimiento masivo de las grandes ciudades, sus beneficios son cada vez más evidentes para el viajero. Como la población tiende a condensarse en las urbes, parece coherente que las personas busquen lugares alejados de la masa para disfrutar de sus tan ansiados descansos. Así que, como no podía ser de otra manera, las prioridades vacacionales del turista han ido evolucionando a la par que sus necesidades. Si antes se anhelaba el ruido, la muchedumbre y el frenesí de las capitales, ahora se busca un espacio de silencio, naturaleza y paz que de tregua al ritmo enajenado en el que nos vemos sumergidos. El turismo rural parece estar en auge, no cabe duda de que el tipo de prestaciones que ofrece marcha acorde con la demanda del nuevo turista.
CONTACTO CON LA NATURALEZA
Uno de los principales y más ansiados beneficios del turismo rural es el contacto con la naturaleza. La gente busca estar cerca de espacios naturales que apacigüen su campo visual y disminuyan así los niveles de estrés. De hecho, estudios recientes publicados por el New York Times afirman que pasar tiempo al aire libre (en espacios preferiblemente verdes) tiene un impacto muy positivo en la salud mental de los individuos. No es extraño pues que escojamos destinos en los que poder disfrutar de un trato cercano con la naturaleza: montañas, playas, cuevas, desiertos… Cualquier expresión paisajista natural que no haya sido alterada por el hombre es válida para pasar unas vacaciones sosegadas y energizantes.
EXPERIENCIAS ÚNICAS
Otro de los beneficios que propone el turismo rural es la experiencia individualizada, que se aleja de la oferta turística en masa que se da en las ciudades. En este sentido, actividades innovadoras como la Gymkana Digital Turística permiten conocer los pueblos de manera lúdica y enriquecedora. Si en las urbes vemos miles de personas visitar con regularidad los mismos elementos de interés patrimonial, en los pueblos sucede lo contrario. La diversificación de la propuesta rural ayuda a la descentralización; las actividades son tan variadas y están tan repartidas en el territorio que se evitan concentraciones a gran escala. Es común acceder a un abanico de experiencias en las que poder conectar de forma cercana con los lugareños. Desde paseos a caballo, rutas por la montaña, recorridos gastronómicos o catas de vino. Cualquier propuesta asegura un trato personalizado y único.
APOYAR AL PEQUEÑO COMERCIO CON EL TURISMO RURAL
Sin lugar a duda, uno de los beneficios clave del turismo rural es el apoyo directo al pequeño comercio y a la economía de proximidad. Recorrer destinos menos populares (aunque igual de atractivos) brinda la posibilidad de adquirir productos diferentes. El viajero puede hacerse con artículos exclusivos elaborados por granjeros, agricultores, apicultores, etc. Sea miel, carne, ropa, cerámica…, cualquier género artesanal estimula el comercio local y el negocio de cercanía. Y no solo eso, sino que los precios de los viajes a los destinos rurales suelen ser más asequibles para el bolsillo, pues la demanda no es tan feroz y la baja competitividad disminuye los precios.
TURISMO RURAL ES TURISMO SOSTENIBLE
En definitiva, este cambio de paradigma ayuda a crear un modelo de turismo más sostenible que permite el resurgir económico y cultural de las periferias. De hecho, cualquier movimiento que incentive la descentralización impulsa a su vez la sostenibilidad de forma transversal: da voz a nuevos colectivos, refuerza ideas ecológicas y posibilita la existencia de modelos económicos alternativos. En conclusión, los beneficios del turismo rural son infinitos, aunque el más inmediato sea el placer de descubrir los paisajes que esconde nuestro territorio.